martes, 22 de mayo de 2007

GARCÍA MARTÍN APOYA LA REIVINDICACIÓN DE LOS SINDICATOS DE LA SALUD

La concejal de Sanidad, Rosario García Martín, apoya la reivindicación de los sindicatos de la salud, CC.OO., UGT, CSI-CSIF y SATSE, sobre el “acoso” y la “presión” al que están siendo sometidos los profesionales sanitarios por parte de los dirigentes del Área Sanitaria, concretamente desde la Inspección Médica.

Apunta la concejal que desde el equipo de gobierno del Ayuntamiento “siempre se ha reconocido la labor de los profesionales sanitarios de nuestro hospital, y que son ellos los que con su dedicación diaria hacen posible que este hospital siga abierto”.

Agrega que “recuerda cuando la Consejería de Salud tenia la intención de que este hospital cerrara sus puertas. En primer lugar, trataron de quitar la UCI, posteriormente, Medicina Interna. Hace dos años Pediatría, el pasado año Ginecología. Los ciudadanos de La Línea llevaban muchos años siendo amenazados por los dirigentes de la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE, y notaban que se llevaban el hospital. Pero, gracias a la presión social de los ciudadanos, al buen hacer y profesionalidad de la plantilla de este hospital, y también por el apoyo de este equipo de gobierno, que desde el año 2001 por boca del alcalde exigió un hospital nuevo. Tras muchos impedimentos, trabas y piedras en el camino, conseguiremos que no sólo no cierre las puertas el hospital actual, sino que en nuestro municipio se dote de un nuevo edificio hospitalario; en una mala ubicación, pero es la que ha solicitado la Junta de Andalucía”.

“La administración de la Junta está continuamente protocolizando la actuación de los profesionales sanitarios para obtener mayores rendimientos, en detrimento de la calidad asistencial valorada en el tiempo que los médicos deben dedicar a sus pacientes, aumentando la costosa ‘medicina defensiva’ a la que se ven abocados. Además, no se cubren todas las vacaciones, ni bajas, asistencias congresuales, ni otras situaciones. Todo esto provoca un descontento y desmotivación generalizada, que hasta los pacientes palpan. La desilusión de los profesionales es evidente. La falta de motivación y estímulo tiene como consecuencia el pasotismo, la falta de interés en la protesta, la acomodación a lo que venga, etc.”.

“Todo esto les favorece a los gestores, en el sentido de que tienen a los profesionales callados, aunque descontentos. Pero lo más importante para ellos, son los emolumentos que reciben en concepto de ‘productividad’ de los obreros de la sanidad pública”.

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